Existen
diferentes concepciones acerca de cómo la ciencia debe llegar a la sociedad,
cómo la sociedad debe entender la ciencia y en qué medida le corresponde
involucrarse con ella.
Analizando
la tesis
de la Doctora Lázaro sobre Cultura científica y participación ciudadana en
política socio-ambiental (Tesis Doctoral, UPV/EHU, pp.: 87-106), se pueden
identificar varios modelos o enfoques sobre la cultura científica.
El primer enfoque es el de cultura científica como alfabetización de
la población o atributo individual,
donde la ciencia y la tecnología se desarrollan en una esfera independiente de
la sociedad, que recibe linealmente sus beneficios a través de la adquisición
de los contenidos cognitivos más importantes, mediante medidas educativas y de
difusión, que lleva a la sociedad a comprender métodos de la ciencia y algunos
contenidos específicos de conocimiento general, de forma unidireccional.
Encontramos un segundo enfoque que
podemos denominar cultura científica en
sociedad o atributo social, cuya
intención es involucrar a las personas y valorar su participación con miras a
una cultura de apropiación y democratización de las decisiones sobre ciencia y
tecnología. Para ello se desarrollan acciones dirigidas a la producción de
conocimiento y cuyos resultados transforman entidades, se deben establecer formas
de integración del trabajo entre disciplinas, instituciones y comunidades
afectadas, promoviendo la producción conjunta de conocimiento, políticas y
estrategias de intervención para la construcción de una nueva práctica
científica e institucional dirigida a la sustentabilidad, el bienestar y la
calidad de vida de la población, el fortalecimiento de la cultura en general y
un aprovechamiento de la ciencia y la tecnología en beneficio de la sociedad.
La
generación de cultura científica es un proceso activo de carácter
bidireccional, en el que la confianza y actitudes socialmente situadas juegan
un rol al menos tan importante como la dimensión cognitiva.
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