La sociedad discrimina a personas con obesidad
Las actitudes negativas, estereotipos, prejuicios y discriminación que sufren las personas con sobrepeso, tienen un impacto muy negativo en su salud mental.
Cuando pensamos en consecuencias comunes asociadas a la
obesidad, pensamos en problemas cardiovasculares, diabetes o trastornos del
aparato locomotor, dejando de lado las consecuencias psicológicas y el efecto
que tiene la obesidad en la salud mental de los pacientes que la padecen y el
estigma al que están sometidas estas personas.
Según la OMS un 63 % de niños de
edad escolar con obesidad, experimentan mayor probabilidad de ser objeto de
acoso, el 69 % de los adultos con obesidad informan ser objeto de estigma por
parte de sus compañeros de trabajo y un 69 % afirma haberla sufrido de
profesionales sanitarios.
En el ámbito laboral, las personas con sobrepeso a menudo son percibidas como menos aptas y exitosas, se enfrentan a actitudes estereotipadas por parte de los empresarios, como por ejemplo que son perezosas, menos trabajadoras, con falta de motivación, falta de autocontrol y falta de habilidades interpersonales, lo que las lleva a recibir un trato desigual para conseguir un trabajo.
“En una sociedad donde se da tanta importancia a estar delgados,
el sobrepeso está asociado a muchos estereotipos
negativos por lo cual, vivir con sobrepeso puede ser
muy duro” afirma Lidia, de 26 años y en tratamiento contra la obesidad que
padece. Lidia busca empleo desde que acabó su máster en Dirección de empresas
hace dos años y siente que cada vez que hace una entrevista, la actitud del entrevistador
cambia cuando ve su aspecto físico.
“Para qué voy a ir al médico, si me va a decir lo de siempre, que adelgace”
Esto le ocurre a Rodrigo, de sesenta y siete años, en tratamiento por enfermedad pulmonar y cardiovascular, el cual recibe constantemente indicaciones de sus médicos de que su calidad de vida mejoraría si perdiera peso. Nunca se le ha remitido a un especialista que determine los motivos por los que tiene sobrepeso, los médicos dan por hecho que se debe a malos hábitos y una falta de autodisciplina y responsabilidad. Rodrigo asume que es culpable de que su calidad de vida no sea mejor, cuando se encuentra mal físicamente, piensa “para qué voy a ir al médico, si me va a decir lo de siempre, que adelgace”. Solo el 36% de las personas con obesidad tiene un diagnóstico médico.
En el entorno escolar se generan desigualdades que impactan
negativamente en la salud de estudiantes con sobrepeso. Es frecuente que un
niño o adolescente con sobrepeso reciba acoso por parte de sus compañeros o
incluso de profesores o entrenadores deportivos.
En general, estos niños tienen más posibilidades de
enfrentarse una baja
autoestima, ya que se sienten en desventaja al compararse a
nivel físico con la mayoría de sus compañeros. Esto puede ocasionarle falta de
confianza en sí mismo y sentimientos difíciles de manejar como vergüenza e inadecuación,
así como repercutir en un bajo desempeño integral.
Suele pasar desapercibido entre los espectadores, pero al
analizar programas y películas para niños y adolescentes, se comprueba que la
mayoría de los personajes con cuerpos más grandes se presentan como agresivos,
impopulares, malvados, poco saludables o como objetivos de bromas o ridículo.
Obstáculo
para prevenir y tratar la obesidad.
La investigación ha demostrado que la interiorización de los
prejuicios y estigmatización puede impactar negativamente en la salud física y
psicosocial de las personas que los sufren, y deterioran su calidad de vida. El
estigma de la obesidad se asocia a un incremento del malestar psicológico y de
problemas de salud mental, incluyendo síntomas de depresión y ansiedad, pobre
autoestima y aislamiento social. También existe relación entre el estigma de la
obesidad y los trastornos del comportamiento alimentario.
Tal y como se indica en la revisión narrativa realizada por
David Sánchez-Carracedo del Departament de Psicologia Clínica i de la Salut, de
la Universitat Autònoma de Barcelona, aunque el estigma de obesidad todavía no
ha sido objeto de suficiente atención por parte de los responsables sanitarios
y de políticas públicas, se ha reconocido el problema y sus efectos, y se están
produciendo propuestas, recomendaciones, acciones políticas e iniciativas
internacionales que intentan terminar con él.